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Columna de Mezquite
Las Ciclovías, una Política de Estado
(Quinta y Última Parte)
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
Durante los últimos años he hecho varios viajes para visitar Holanda y permanecer allá durante varias semanas cada vez y así he podido conocer, experimentar y aprender a fondo del sistema de ciclovías holandesas y de la cultura de la bicicleta tan profundamente arraigada en el país de los quesos y tulipanes.
En Holanda hay dieciocho millones de bicicletas para dieciséis millones de habitantes; nueve de cada diez desplazamientos al trabajo, a las compras o de visita se hacen en bici y es el medio de transporte más importante para ir a la escuela: el cuarenta por ciento de los niños de primaria van en bici y el setenta y cinco por ciento de los de secundaria y prepa. Imagínese el beneficio en salud, economía, practicidad, medio ambiente y hasta como parte de la cultura del esfuerzo (pero no crea que cuesta mucho trabajo pedalear en Holanda; es un placer).
¿Qué es lo más evidente de la cultura de la bicicleta en Holanda?
a) La infraestructura de las vías mismas, que va a todos lados y que propicia seguridad;
b) el respeto que se da por parte tanto de los ciclistas como de los conductores de otros vehículos y también de los peatones a las reglas de vialidad y
c) ¡no hay gordos! Créame, en Holanda no se ve gente gorda y lo común, diariamente a todas horas, en todos lados es ver desde niños hasta viejitos y viejitas con más de ochenta años de todos los estratos de edad por igual andando en la bici en sus actividades diarias. Chavos, chavas, chavitos, ejecutivos, viejitas, elegantes funcionarias, señoras, empleados, parejas, todos van en bici a todos lados.
Nosotros en Aguascalientes carecemos de un sistema de ciclovías, por la falta de visión de nuestros gobernantes.
Nuestros políticos cometen graves errores por los que no se deciden a dotar a la ciudad de una red de ciclovías: ellos consideran que la bicicleta es un instrumento sólo de recreación o deportivo o de transporte de pobres o de desadaptados sociales; a esto respondemos que la bicicleta no es un instrumento de tortura inevitable por causa de la pobreza, ni es privativo del ejercicio de deportistas consumados, ni es muestra de desadaptación social sino de una visión para una mejor adaptación de la sociedad.
Debe hacerse de lado la idea -otro gran error de nuestros políticos- de considerar que los usuarios de una red de ciclovías, serían nada más quienes actualmente, por una u otra razón, usan la bicicleta, especialmente como medio de trasporte, error al que respondemos que todo mundo andaría en bici, si hubiera seguridad. Otro error de nuestros políticos es también el pretender confinar las ciclovías a los camellones, bajo el criterio de hacerlas “ahí donde quepan”, a lo que respondemos que las ciclovías deben ir sobre los lados de las vialidades, no al centro y desde luego sobre todas las vialidades; en los camellones no cumplen con su función de ser vías que faciliten el acceso de las personas a todo lo que existe en los lados de las calles.
Como otro de los graves errores señalaremos el consistente en pretender planear ciclovías bajo el criterio de “origen-destino”; a esto respondemos que debe desaparecer ese criterio y planearse la red bajo el criterio de “todo es origen; todo es destino”.
Otro error de los políticos es pensar en construir en Aguascalientes un conjunto de pedazos de ciclovías como parte de un proyecto cuyo único fin fuera la renta de bicis; a esto respondemos que un proyecto de renta no funcionaría para los aguascalentenses. También sobre los errores fundamentales diremos que no se puede conferir la dirección del proyecto a quien no es ciclista y de que el proyecto no debe ser diseñado por forasteros ni extranjeros. Y por último, señalaremos el más grave error de todos, que es el que los políticos hablan de ciclovías sin saber lo que en realidad implica el tema de ciclovías.
Por ellos, por los políticos, Aguascalientes no tiene una red de ciclovías, que de existir tendría muchos efectos grandes, positivos y trascendentes.
Los efectos positivos de un sistema de ciclovías no son nada más para quienes ande o quieran andar en bici. Son para toda la comunidad, tanto en lo social y cultural, en lo económico, en lo ambiental y en lo vial.
La bicicleta acerca al usuario a su destino. La bicicleta es un vehículo útil y no superfluo; su utilidad está en función de uso pero su uso depende de la seguridad y facilidad. Las ciclovías son viables como infraestructura vial para transportarse a la escuela (de secundaria, para arriba), al trabajo (comercio, servicios, industria), de compras, a las oficinas públicas, a los centros deportivos y lugares de cultura y esparcimiento, a la iglesia y a todos lados.
Entre los efectos de una red de ciclovías que brinde seguridad y facilidad está en primer lugar la salud; el uso constante, poco o mucho, incuestionablemente beneficia a la salud y hasta mejora la autoestima por aquello de que mejora la figura. Créame el lector en esto que insisto: en Holanda no hay gordos… ¡ni gordas!
Los efectos económicos son muchos y no sólo para los ciclistas. Se ahorra en todos los gastos que implica el uso de un vehículo, empezando por la gasolina o el precio del transporte público. Ahora bien, véase el lado del comercio y los servicios: la posibilidad de más accesos a los establecimientos de comercio y de servicios, de manera más práctica, fácil y barata y hasta más rápida, aumenta de inmediato y ello en gran medida, su volumen de ventas. Mire Usted: en algunos lugares de Holanda las ventas del comercio significan un 56 por ciento a ciclistas, un 10 a peatones, un 14 a usuarios de transporte público y un 25 a compradores que llegan en automóvil. Esto se debe a la facilidad y practicidad del acceso en bicicleta… gracias a la seguridad que brindan las ciclovías para desplazarse por ellas y a la existencia de espacios para estacionarlas.
Por cierto, sobre el diseño de la remodelación de la Plaza de la Patria en Aguascalientes pregunto a los gobernantes: ¿Se consideró el establecimiento de espacios e infraestructura para estacionamiento de bicicletas? Les recuerdo que eso es una obligación legal.
En lo ambiental los efectos positivos son trascendentes. Sin embargo este tema no es muy convincente o atractivo para nosotros los mexicanos con el fin de decidir la realización de un sistema de ciclovías, pues somos dados a que no nos importen los asuntos de interés general o lo que no nos impacte de manera directa, sensible e inmediata. Hay muy poca conciencia en este tema, pero los efectos positivos de una red de ciclovías pueden hacer que la conciencia de pocos beneficie a todos los partidarios de la inconciencia.
La vialidad, es decir, la circulación por la ciudad se vería notoriamente mejorada, facilitada y agilizada, para el bien de todos y ello con efectos positivos hacia múltiples aspectos de la vida de la ciudad.
Andar en bici en la ciudad no es cosa de titanes. Para efectos ilustrativos señalaremos que la distancia desde la Plaza de la Patria a cualquier punto del Primer Anillo es una mínima de 1.7 kilómetros y una máxima de 2.7 kms; es decir, un viaje de ida y vuelta del Primer Anillo al centro de la ciudad representa un mínimo de 3.4 y un máximo de 5.4 kms. Esas distancias son suficientemente pedaleables para cualquier persona. Los tiempos: en esa distancia, a paso verdaderamente tranquilo, sin ninguna pretensión de ir como en carreras ni mucho menos, el tiempo que haría un habitante promedio sería de 12 a 13 minutos. Del Segundo Anillo (Clínica 10) a la Ciclovía de Gómez Morin, siguiendo una dirección transversal hacia el nororiente, sin transitar por los anillos, son 6 kms y se recorren tranquilamente en 23 minutos aproximadamente. Más rápido que en automóvil o en transporte público; más práctico, más eficiente, todo esto en vista a la vialidad.
Podríamos abundar en los efectos positivos de un sistema integral de ciclovías, pero no acabaríamos. Sin embargo, sí queremos insistir en que es el proyecto de transformación social más importante que se puede realizar en Aguascalientes y si a los gobernantes les preocupa el costo, les diremos que con imaginación se puede recuperar parte de la inversión o generarse recursos para el mantenimiento de la red, pero de por sí, la utilidad pública, el beneficio social de una red de ciclovías vale mucho más que su precio en dinero y su costo político.
El uso de la bicicleta no se fomenta con paseítos ridículos de los políticos, para tomarse la foto. Eso es demagogia y populismo. Y además es estúpido, pues es equivalente a querer que la gente practique el deporte de los clavados… aventándose a una alberca sin agua. Sin ciclovías, sin seguridad, no hay fomento que valga. Las ciclovías son el fomento mismo. Son el camino a la transformación.
El año pasado (2013), durante los meses de mayo a septiembre (el tiempo de calor en nuestra ciudad), me di a la tarea de recorrer la ciudad (en bicicleta, desde luego) con el único fin de ver las calles y avenidas con ojos de planeación de la red de ciclovías. Recorrí más de mil kilómetros (más de mil, leyó usted bien) y tracé un plano de lo que puede ser la red inicial por toda la ciudad, el cual como características principales y esenciales tiene la visión de seguridad, la mínimamente necesaria realización de obras materiales, el menor costo posible y la viabilidad que ofrecen nuestras vialidades. En ese plano hay ciclovías de carriles exclusivos, especiales y hay vías de “circulación segura”; totalmente se evitan los tres anillos, pues en éstos, sin importantes obras de adaptación, no son viables. En esa red se podría transitar en la ciudad de norte a sur, de oriente a poniente y de la periferia al centro (y desde luego en sentido opuesto) en condiciones de seguridad vial.
Yo transito actualmente por las vialidades de ese plano, aún sin ciclovías, y en mucho por las vialidades que he denominado como de “circulación segura”, que son calles de baja afluencia de vehículos. Y créame el lector, que lo disfruto a pesar de que aún en las vías de baja circulación hay que irse cuidando de la incivilidad vial que vive entre nosotros, pero este andar en la bici me ha convencido que con ciclovías, Aguascalientes se transformaría en lo social, en lo cultural, en lo cívico, así como económica, vial y ambientalmente.
Ese plano, que incluye además de la red, el tipo de cada ciclovía en cada avenida, calle o tramo, su ubicación en la respectiva vialidad, los croquis de las principales intersecciones, la relación de obras necesarias de adaptación y la ubicación de los “puntos de referencia”, se lo entrego, se lo regalo al gobierno el día que tengan aprobados los fondos para la construcción integral de una red ciclovías que comprenda al menos 100 kilómetros.
¿Ciclovías, por qué una política de estado?
Realizar un proyecto de ciclovías en Aguascalientes es digno de un estadista; es generar desarrollo social y económico y es convertir a Aguascalientes en un modelo nacional de cultura cívica y de transformación social.
Para hacer de Aguascalientes la ciudad ciclista que puede ser se requiere visión y convicción, iniciativa además de inventiva y voluntad más que dinero.
El procedimiento para la realización de un sistema de ciclovías empieza en la convocatoria social para el consenso, sigue por la consulta o encuesta particular a los habitantes de la ciudad, el plano rector, la determinación del esquema financiero (recursos públicos de los diferentes ámbitos de gobierno, financiamiento internacional, participación institucional y cooperación de particulares) y la creación del marco jurídico regulador y la construcción. Un proyecto de ciclovías no termina con la foto de la inauguración.
Invito a los funcionarios municipales y estatales a que recorramos la ciudad una semana en bicicleta, de un lunes a un sábado. Haríamos recorridos como los que la gente haría en ciclovías… pero sin ciclovías. No se rajen. Haríamos recorridos en la mañana, a medio día y en la noche; no se asusten, no serían largos. Cortitos, entre quince y veinte kilómetros diarios, repartidos en tres momentos del día. Con ello ¿qué pretendo? Convencerlos de la conveniencia y practicidad del uso de la bicicleta, pero al mismo tiempo, de la necesidad y conveniencia de una red ciclovías e infraestructura. ¿Le entran? ¿Con seriedad? ¿Quién se apunta?
No obstante lo anterior, no abrigo ninguna esperanza de que nuestros gobernantes entiendan y emprendan pronto un proyecto de esta magnitud, de esta trascendencia en cuanto proyecto de transformación y beneficio social. No se le pueden pedir peras al olmo. Pero como ciudadanos podemos empujar para que éste sea un proyecto social que consensado que se convierta en mandato, que sea una acción obligada de gobierno. De otra manera, este proyecto de transformación social no será realidad y Aguascalientes seguirá como hasta ahora, sólo con más de lo mismo. Las ciclovías son un camino hacia la dimensión de estadista.
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Columna de Mezquite
Las ciclovías, una política de estado
(Cuarta Parte)
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
Sobre la traza de ciclovías, quien no ande en bici, no puede decidir cómo realizarla. Así de sencillo. Sin embargo, existen instituciones y personas que abusando de su logotipo, de su posición o de su supuesta capacidad, han presentado este tipo de proyectos.
En cuanto a las ciclovías, conozco cuatro proyectos para realizar su trazado y que han sido elaborados en los últimos años. Uno del Instituto Municipal de Planeación (Implan), otro de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), otro de la Secretaría de Desarrollo Urbano (Sedum) y otro de un urbanista particular. Ninguno sirve para nada. Al parecer, ninguno de los diseñadores de dichos proyectos se ha subido a una bici para andar por la ciudad.
Dichos proyectos no consideran las necesidades reales del ciclismo ni las posibilidades reales de nuestras vialidades, son caros y de nula utilidad y es evidente que han sido diseñados por quienes no saben lo que es andar en bicicleta. Tampoco el gobierno municipal actual tiene idea del asunto.
El boletín 375 del Instituto Municipal de Planeación (Implan) se expidió justo unos días después de que apareció publicada la primera parte de este artículo. En dicho boletín se anunció la construcción de “circuitos de conexión” entre centros universitarios para “crear una cultura de uso de transporte alternativo,” y “coadyuvar con la economía del sector estudiantil” y se anunció un primer “circuito” para conectar a la “UAA” con el “Tec de Monterrey”, circuito que se ubicaría sobre avenida Universidad, partiendo de la UAA hasta la avenida El Molino y por ésta hasta el camino a Pocitos y luego, siguiendo éste hacia el sur, hasta llegar a la avenida Guadalupe González para cerrar el circuito en el punto de partida. Dicho proyecto, según el Implan “forma parte las Acciones Estratégicas definidas en el Plan de Desarrollo Municipal 2014-2106, y a través del “Programa Integral de Movilidad y Reestructuración Vial Urbana”, tiene como objetivo establecer un enfoque sistémico para transitar por la ciudad de una manera segura, rápida y con menor impacto al ambiente.”
Sobre lo anterior, quiero señalar categóricamente que ese programa no existe en el Plan de Desarrollo Municipal 2014-2016. En verdad, créame el lector, que ese programa no es ninguno de los setenta y dos desordenados programas que se mencionan en el Plan de Desarrollo. Ese programa no existe en el Plan y, por cierto, dicho Plan de Desarrollo es por demás deficiente, muestra de lo cual es que en sus diagnósticos, es decir, en su versión de la realidad en que se basó el actual gobierno municipal para diseñarlo, se dice que en materia de ciclovías existen dos, la de Av. Universidad, hacia Jesús María y la de la Av. Gómez Morín. ¡Se les olvidaron nueve! ¡No las conocen! Es así como el gobierno municipal planifica su acción a través de un diagnóstico que muestra no conocer la realidad de la ciudad. Las ciclovías del Río San Pedro, de la salida a Calvillo hasta el Penal, de Santa Anita, de Madero, de la Alameda, de Av. Solidaridad, de la Línea Verde, de Canal Interceptor y de Av. Ayuntamiento no existen para el actual gobierno.
Con motivo del anuncio del Implan de que se hará una ciclovía que una a la UAA con Tec de Monterrey a través de un circuito formado por Av. Universidad - Arroyo El Molino - Camino a Pocitos y Av. Guadalupe González, quiero señalar que eso no servirá de mucho en cuanto a infraestructura de transporte. Algún efecto positivo tendrá, pero estaría muy lejos de ser de verdadera utilidad como circuito aislado. ¿Van a hacer una ciclovía nada más de un solo lado del camino a Pocitos y de la Av. El Molino? Del otro lado sobre estas vialidades es municipio de Jesús María. ¿La van a hacer de un carril unidireccional o de dos carriles de circulación encontrada? ¿Ya consideraron la anchura de la ciclovía sobre Av. El Molino hacia Av. Universidad, en función a la velocidad que pueden alcanzar las bicicletas en esa bajada? ¿Y en sentido contrario, consideraron en que es una subida larga y pesada? ¿Y consideraron la fuerte pendiente que hay en Av. Guadalupe González entre Av. Universidad y el Río San Pedro, tanto para efectos de subida como de bajada? ¿Van a construir ciclovía a ambos lados de Av. Universidad entre la UAA y la Av. El Molino, o van seguir con el error de ubicar ciclovías en camellones, sin dar oportunidad así a los ciclistas de acceder a todo lo que existe a los lados de las calles y avenidas? ¿Una ciclovía nada más para hacer deporte? ¿Cómo se llegaría a ella en condiciones de seguridad? Nada más hablan por hablar. Súbanse primero a una bici, anden en la ciudad, vean las posibilidades y necesidades y luego hagan planes serios y declaraciones serias.
Las ciclovías deben trazarse como parte de una red para hacer factible el desplazamiento a, desde y entre zonas habitacionales, instituciones educativas, zonas urbanas de comercio, industria y puntos turísticos, centros comerciales, mercados, centros de aforo (social, deportivo, cultural o de gobierno), parques, lugares y establecimientos de salud, restaurantes. Es indispensable que además, en todos esos puntos de convergencia exista la infraestructura de paradores para bicicletas y que los mismos sean seguros.
Insistimos en que la red básica debe estar conformada por vías que se tracen sobre las actuales superficies de rodamiento de las vialidades, algunas divididas de los carriles de circulación vehicular por los “bolardos” (esos topes largos amarillos, como los que ya están a todo lo largo de la Alameda, aunque pueden ser de diferentes diseños, según las necesidades de cada vialidad). Esa protección es suficiente para empezar la red. Pero la red básica tiene que ir a toda la ciudad; si no, no sirve. Otras ciclovías, también sobre la superficie de rodamiento, serían de carriles no separados pero exclusivos (como la actual del pedacito de Madero). Desde luego se precisa de la infraestructura y adaptaciones en los cruceros, así como de un bien planeado y mantenido sistema de señalización (aunque esto sea mucho pedir en un México donde la señalización vial es de lo peor del mundo). Además, se requiere de paraderos, sobre todo próximos, para dejar las bicis en condiciones de seguridad, prácticamente contiguos a los lugares de aforo; estos paraderos deben ser unos públicos (para el acceso a los lugares y edificios públicos) y otros instalados por los particulares en sus establecimientos de comercio o servicios.
Un buen sistema de ciclovías requiere también de un sistema de “puntos de referencia”, los que numéricamente marcan todas las intersecciones de ciclovías mediante elementos de señalización, lo que permite conocer la dirección para ir de un punto a otro y la distancia entre ellos; esto el fundamental, indispensable para el éxito de la red. Este sistema no es sólo direccional para encontrar la ruta de un lugar a otro, sino que tiene la enorme ventaja de que los establecimientos, instituciones, comercios, oficinas y lugares de aforo pueden difundir su ubicación en base a la cercanía con alguno de los puntos de referencia. Son los “knooppunt” del sistema de ciclovías holandés.
Las decisiones fundamentales especiales que sobre temas espinosos debe tomar un gobernante que tenga la dimensión requerida, con el tamaño requerido para lanzar y realizar un proyecto de éstos, se relacionan con la eliminación de algunos carriles vehiculares en algunas vías, con la eliminación de espacios de estacionamiento en la vía pública, con la afectación de algunas vialidades (muy pocas) como vías exclusivas para ciclistas y con la adaptación de algunos espacios públicos para destinarlos a la infraestructura y servicios como parte del sistema de ciclovías. Esas decisiones, que bien pueden afectar a unos cuantos, se traducirían, sin lugar a dudas, en el beneficio para todos, aún para los no ciclistas. Esas decisiones son las que hay que tomar para hacer realidad el proyecto de gobierno más importante que hoy por hoy se puede realizar para Aguascalientes. No creo que haya en el gobierno la visión, la convicción ni la dimensión para tomar estas decisiones. Son políticos “de temporal”. (Continuará)
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(Segunda Parte)
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
Un sistema de ciclovías se justifica plenamente para Aguascalientes, dadas las condiciones de nuestro terreno (generalmente plano, con excepciones) y por los enormes efectos y consecuencias positivos que tendría, en muchos órdenes, pero mencionaríamos los efectos económicos, los de salud, los de vialidad, los de educación y cultura, los ambientales.
Insistimos en que la bicicleta debe ser vista como un medio de transporte alternativo pero nunca con la pretensión (estúpida por demás) de sustituir del todo al automóvil. Sin embargo lo alternativo no significa ocasional ni mucho menos puramente recreativo. Lo alternativo incluye la constancia y la generalización del uso de la bicicleta. Pero para esto, se requiere de una red integral y funcional de ciclovías, una red que vaya a todos lados y desde luego que sea un sistema diseñado por aguascalentenses para aguascalentenses… pero por quien sepa del tema, no por quien nada sabe y jamás ha andado en bici en la ciudad y peor aún, por quien ningún interés serio tiene en cuanto a un proyecto como este.
La red debe ser integral, es decir, estar por toda la ciudad. Hacer pedazos de ciclovías no sirve de mucho; es un desperdicio de recursos, una pérdida de tiempo, un quedarnos retrasados y sobre todo, es perder dejar pasar el tiempo sin realizar el proyecto de gobierno más importante que puede generarse para el Aguascalientes de hoy y del futuro.
Las ciclovías deben adaptarse a la realidad de nuestras vialidades actuales y planearse y ejecutarse obligatoriamente en toda nueva obra vial, todo bajo un plano integral. La red inicial debe cubrir efectivamente cuando menos cien kilómetros, que representarían un costo de entre siete y quince millones de pesos (la ciudad puede con eso y más, costo que en mucho dependería del tipo de ciclovías que se hicieran) y siendo realizable todo el proyecto, desde la planeación misma, en un plazo de tres a cuatro meses. La seguridad requerida la dan los “bolardos” que son los elementos divisorios de los carriles, que impiden la invasión vehicular. Efectos incómodos los tiene este proyecto, sobre todo en cuanto a afectación de estacionamiento en la vía pública, pero literalmente estos efectos son insignificantes comparados con los beneficios que acarrea su realización, mantenimiento y desarrollo.
El sistema de ciclovías debe hacer factible el acceso en bicicleta a todos lados; si no, no sirve. Y debe integrarse, además de por las vías mismas, por la infraestructura necesaria de paraderos para estacionar las bicicletas en la vía pública y en todo tipo de lugares de aforo públicos y privados. Si se da una red integral de vías, que proporcionen seguridad a los habitantes para andar en bicicleta y posibilidades para estacionarla, sin temor a equivocarme, sostengo que todo mundo usaría la bicicleta. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, estudiantes y profesionistas, trabajadores y amas de casa; unos más, otros menos, pero todos, de manera generalizada y con frecuencia diaria.
Habiendo seguridad, la gente preferirá transportarse en bicicleta que usar el automóvil para ciertos recorridos; insistimos, esto acontecería con frecuencia diaria y de manera generalizada. No debe pensarse en que la gente usaría las ciclovías para largos recorridos; esto sería la excepción pues la mayoría de los traslados sería para recorridos cortos que en promedio serían de entre tres y siete kilómetros.
Por otra parte, diremos que un factor necesario y fundamental del éxito paulatino de una red de ciclovías, además de la seguridad y su extensión integral sobre el área urbana, es el uso de la bicicleta de ciudad, que permite pedalear en condiciones de comodidad; no debemos pensar en la bici de montaña, para uso en ciudad, pues esto es un grave error, porque no ofrece comodidad, al estar diseñada para un tipo de esfuerzo diferente.
La bici apropiada para Aguascalientes, además del cuadro bajo (antes eran de mujer; ahora éstos son cuadros para todos, por su comodidad), requiere de tener sólo tres velocidades. No es problema adquirir estas bicicletas, pues se producen y además son más baratas que otras de más velocidades.
¿Qué debe tener además una bici de ciudad? Ya lo hemos recomendado: una pata para pararla, un timbre chiquito (los que se venden actualmente son espantosamente grandes y de viejo diseño; hay chiquitos, muy modernos y baratos y desde luego muy sonoros). También se requiere salpicaderas (los charcos o calles mojadas serían un enemigo de la conservación de la ropa limpia, así como la placa protectora de la estrella o plato del pedalero, para proteger el pantalón de ensuciarse con la cadena. La parrilla es indispensable para la colocación de alforjas (éstas deben ser de fácil instalación/remoción –quitar y poner- para poder transportarlas al dejar la bici); las alforjas son indispensables para la transportación de objetos (libros, cuadernos, laptop, las compras, etcétera). Es indispensable por seguridad propia el destellador de luz roja trasera y una linterna delantera; al menos, unas cintas reflejantes rojas que hagan visible al ciclista, son necesarias. Y más indispensable que cualquier otra cosa es un candado flexible, con buena chapa (no de combinación) y de una extensión mínima de 1.80 metros para poder abarcar las dos ruedas y el cuadro; de otra manera se corre el riesgo de encontrar una sola rueda o a lo mejor el puro cuadro; esos candados cuestan cien pesos.
Para sorpresa de muchos diremos que un gravísimo error es pretender el uso de casco. El casco desalienta el uso de la bici en la ciudad; en velocidad y en montaña sí es indispensable, pero en ciudad no… no debe serlo. La seguridad de la red de ciclovías debe sustituir a la necesidad del casco.
El sistema de ciclovías, para ser viable, debe diseñarse considerando la idiosincracia del mexicano y debe propiciar la seguridad teniendo en cuenta la incultura de los conductores de automóviles, pero paradójicamente se debe tener presente que un sistema integral de ciclovías genera automáticamente un mejor sistema vial. Las autoridades deben entender que el mejor sistema vial no es el que permite el tránsito de más automóviles sino de más personas.
Se debe tener voluntad política y dimensión de estadista para emprender un proyecto como éste. Es un proyecto que no es para gobernantes pichicatos, miedosos y sin visión. Para hacerlo, se necesita hacer a un lado a burócratas ineptos que todo lo complican, pero lamentablemente hoy por hoy la visión que muestran las autoridades al respecto, es por demás pobre, equivocada, inútil y sin conocimiento de causa. El boletín 375 del Instituto de Planeación Municipal de Aguascalientes es una muestra de esto. Ya lo veremos. (Continuará)
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Columna de Mezquite
Las Ciclovías, una Política de Estado
(Tercera Parte)
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
- Un sistema de ciclovías útil no se hace con demagogia
- El uso de la bicicleta no se fomenta con populismo
Aguascalientes, Ags, 4 de junio 2014. (aguzados.com).- La red de ciclovías se hace con voluntad de hacerla y con conocimiento de causa. La bicicleta no necesita ser fomentada en cuanto a su uso; el interés, el deseo de la gente existe pero sólo faltan condiciones de seguridad e infraestructura. No faltan fomentos.
El uso de la bicicleta con el fin de alcanzar sus efectos positivos no se fomenta con paseítos del alcalde si no existe una red integral de ciclovías que ofrezca seguridad a quien desee usar la bicicleta. Esos paseítos son demagogia y populismo; es perder el tiempo y usarlo sólo para tomarse una foto para la egoteca de los recuerdos, recuerdos de que cuando se fue alcalde nada se hizo por el verdadero desarrollo de la ciudad.
Si a esa visión, o mejor dicho, a esa falta de visión le agregamos los criterios del Instituto Municipal de Planeación externados en el boletín 375, el panorama de las ciclovías es negro en Aguascalientes y por lo tanto nulas las posibilidades de ejecutar un proyecto de verdadero desarrollo social para los habitantes de la ciudad.
Los llamados “circuitos de conexión” pregonados en el boletín 375 referido, serían obras casi inútiles que se anuncian nomás para impresionar. No sirven de nada si no forman parte de una red integral interconectada en su totalidad. El Implan dice que las ciclovías de la Alameda y Av. Solidaridad están subutilizadas. ¡Pues claro! ¿Cómo no van a estarlo si para llegar a ellas hay que jugarse el pellejo? Son ciclovías aisladas, que por no ser parte de una red, no propician el uso de la bicicleta, aunque al menos brindan seguridad a los actuales usuarios que por necesidad utilizan esos tramos. El mismo fin tendrían esos “circuitos” que ahora pregona el Implan.
El Implan se equivoca rotundamente con el concepto de “circuitos origen-destino” anunciados en el boletín 375 multicitado. No puede haber más que un solo “circuito”, el cual se conformaría por una red integral en la ciudad. No puede planearse un sistema de ciclovías con pretensión de que sea útil, efectivo, si se toma ese concepto de “origen-destino”. Todo punto de la ciudad es origen y todo punto es destino en un trayecto ciclista. ¡Los que no andan en bicicleta no entienden esto! Lo importante de una red, para ser útil en lo más posible, es que haga factible la mayor parte de todo traslado, en condiciones de seguridad, entre cualquier punto de origen y cualquier punto de destino, para cualquier persona. Considerar que las ciclovías serían usadas sólo por quienes actualmente andan en bici es un gravísimo error, que conlleva a malgastar recursos y a perder oportunidades.
Trazar una red básica de ciclovías para la ciudad de Aguascalientes no es fácil. Se requiere ante todo andar en bici, pero créame el lector que para ello es más fácil estructurar la red en el Aguascalientes viejo que en el supuestamente moderno (el de los años ochenta para acá) y sobre todo es más difícil en el de los últimos años.
El urbanismo de la época moderna en Aguascalientes, en cuanto a la planeación de la vialidad y a su visión de futuro, es un fracaso, pues no atiende al verdadero desarrollo urbano en su integridad y entre otros aspectos deja de lado, se olvida de la infraestructura para la bicicleta, lo que significa dejar de lado, olvidarse de propiciar un verdadero y profundo desarrollo social a través de los beneficios de salud, económicos, ambientales y viales, entre otros. La traza y construcción de nuevas vialidades, aún las anchas y de otras obras viales como puentes o túneles no contemplan espacios para futuras ciclovías o no posibilitan la adaptación integral de ciclovías en ellas.
Por ejemplo, no es posible en las actuales condiciones hacer trazos de ciclovías transversales en el plano oriente-poniente (o poniente-oriente) al sur del cruce de José María Chávez con Ecuador-Paseo de la Cruz. Los únicos puntos de cruce de José María Chávez, hacia el sur, desde la calle Ecuador, son el Primero y el Segundo Anillos, lugares donde por obra y gracia de los pésimos diseños de los puentes respectivos (hechos recientemente) apenas hay espacio para dos carriles vehiculares en los rodamientos a nivel del suelo, siendo que estas dos son arterias de gran circulación. Por lo tanto en esos puntos no hay manera posible de pasar sobre la superficie de tales carriles en condiciones mínimas de seguridad ni tampoco de trazar una ciclovía, a no ser que se realizaran costosas obras de adaptación.
El anterior ejemplo muestra una situación grave: la vialidad en Aguascalientes no está bien planeada. Simplemente no hay manera de pasar, en condiciones de seguridad, de un lado al otro de José María Chávez; no hay paso seguro de esta avenida, entre sus lados oriente y poniente. No hay manera, por ejemplo de que los residentes de La Salud, Lindavista y Jardines, entre otras colonias, puedan ir en bicicleta a los centros comerciales Villasunción o El Dorado, ni para que los residentes de la Insurgentes, Pilar Blanco, El Dorado o Bulevares vayan al Parque Héroes Mexicanos.
La avenida Gómez Morín no es posible atravesarla más que en sus extremos (al Norte, en la confluencia de Solidaridad y al sur en la Alameda); los túneles que unen la colonia Gremial con la calle Gabriela Mistral son intransitables para bicicletas y no cabe ahí ciclovía alguna (con todo y que he visto imágenes hechas en computadora que así lo consideran). Además, la ciclovía a lo largo de esta avenida Gómez Morín no tiene un solo acceso ni salida entre la Alameda y el cruce con el Primer Anillo (al Norte). ¿Cómo darles paso a miles de personas del populoso nororiente de la ciudad, hacia el centro?
Dentro del Segundo Anillo y en los lados exteriores de éste, al Norte y al Sur, la constante general de las avenidas nuevas es un sentido en dirección vertical en el mapa, pero no transversal. Para los urbanistas que han diseñado el “Aguascalientes moderno” no existe desplazamiento transversal de personas, más que el obligado por los tres anillos.
Los ejemplos de falta de visión sobran en relación a las “modernas” vías que se han construido en la ciudad y, es precisamente por ello, que un proyecto básico de ciclovías debe prescindir de considerar a los tres anillos, entre otras vialidades, como lugares de tránsito de bicicletas. No son viables por sus características actuales ni son vías que los ciclistas usarían aún con ciclovías, pues su función es la de ser vialidades de largo recorrido. Los ciclistas necesitan otro tipo de vías.
La ejemplificación anterior demuestra que no se ha pensado en la urbanización de Aguascalientes, en el aspecto vial, con visión de futuro ni mucho menos con visión de sustentabilidad, no obstante que la legislación ordena considerar éste último aspecto en la planeación urbana, en la realización de obras públicas y en la edificación de vialidades y de obras viales. ¡Vaya planeación! (Continuará)
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Columna de Mezquite
Las Ciclovías, una Política de Estado
(Primera Parte)
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
No hay proyecto de gobierno para Aguascalientes que sea más positivo, más trascendente y más conveniente y más necesario que el establecimiento de una red de ciclovías, tanto para la ciudad, como para las áreas suburbanas, los pueblos y aún las áreas rurales.
Ni la atención a la seguridad ni el impulso de la industrialización en su vertiente metalmecánica ni en su aspecto agroindustrial, ni los proyectos para la educación, la salud o la alimentación, todo ello dadas las actuales circunstancias de nuestra ciudad y estado, propiciarían mayor desarrollo y un cambio profundo en nuestra sociedad que la construcción de una red integral de ciclovías.
Los gobernantes actuales o futuros que piensen que desprecien la construcción seria de un sistema integral de ciclovías, son unos políticos miopes y carentes de la dimensión de estadistas.
En la población aguascalentense se percibe un deseo por andar en bicicleta, no como un medio sustitutivo del automóvil, sino como una manera alternativa de transportarse para muchas circunstancias y momentos. Lamentablemente no existen las condiciones de seguridad, infraestructura e información para que la gente lo haga y desde luego faltan las bicis adecuadas para la ciudad (no es lo mismo una bici de montaña que una para ciclismo urbano).
Ya hemos dicho, hemos insistido en que “un sistema integral de ciclovías transformaría Aguascalientes y a los aguascalentenses, generando un círculo virtuoso de efectos y consecuencias cada vez más, mayores y mejores. La existencia de una red integral de ciclovías, y desde luego su utilización y mantenimiento generará, en primer lugar, un cambio en la cultura vial (que desde luego necesitaría en alguna medida del ejercicio de la función de autoridad que aplique con firmeza la ley a los reacios).
La circulación vial en condiciones de una cultura del orden es a su vez un factor que propicia la convivencia armónica. Se iría imponiendo el orden sobre el desorden y se iría adquiriendo conciencia de la necesidad del respeto a las normas comunitarias. De esto nuestro pueblo está muy necesitado. Las ciclovías serían entonces un factor generador de respeto al orden público y por ello un elemento educativo (hay que reconocerlo, necesitamos educación sobre lo público) para grandes y chicos.
El ciclista –sea quien sea- por estar en condiciones de desventaja para el caso de un accidente contra otro vehículo, se convierte automáticamente en un vigilante del orden y en un habitante exigente del orden público, porque sabe que si no lo exige, si no lo hace valer, su integridad y su vida corren riesgo.
Así, el círculo se cierra en este aspecto: el ciclista circula porque hay orden y porque el mínimo desorden le puede afectar gravemente, colabora a hacer prevalecer el orden; se actúa con conciencia del orden y se vive con responsabilidad hacia el orden. Hay a fin de cuentas una fuente de cultura hacia la convivencia ordenada. Los grandes nos reeducamos y los niños aprenden a vivir en un ambiente de respeto al orden público. Las ciclovías reeducan y educan a todos y en todos sentidos.”
Las ciclovías son un proyecto de cambio profundo para la sociedad aguascalentense y bien pudiera ser un modelo nacional de desarrollo urbano para muchas ciudades y regiones del país. Nuestra comunidad necesita estadistas, políticos que propicien el verdadero desarrollo. Gobernante que no vea lo anterior, no sirve como gobernante.
Las ciclovías son el proyecto de desarrollo social, cultural, económico, educativo y de salud más importante que puede diseñarse para Aguascalientes.
No se puede pensar como gobernante que construir ciclovías es establecer algunos metros o kilómetros de espacio confinado para que unos cuantos pobres se transporten a fuerza de pedalazos.
Tampoco se puede pensar que una red de ciclovías sería para el uso de unos cuantos jóvenes de pensamiento marginado o incomprendidos.
Tampoco se puede despreciar, minimizar la importancia, la conveniencia y la necesidad de un proyecto de ciclovías, argumentando que son pocos los que actualmente hacen uso de este medio de transporte en la ciudad y en base a ese criterio hacer un proyecto pobre.
Quiero señalar, con todas sus letras, que los actuales gobernantes en los distintos ámbitos, de los que tienen a su cargo la conducción de las políticas públicas, de las obras públicas, del desarrollo y del urbanismo en Aguascalientes, se han olvidado de que la ley los obliga al establecimiento de las ciclovías. No hacerlo, es incumplir con la ley, pero sobre todo, es una grande muestra de una enorme pobreza política.
Efectivamente, en las últimas obras públicas viales la autoridad ha ignorado el mandato legal relativo a las ciclovías. Ahí está el nuevo paso a desnivel de Segundo Anillo y Agostaderito. Con independencia de que va a ser un nuevo embudo automovilístico como muchos de los pasos construidos hace pocos años, es un tapón, es una barrera para la movilidad en bicicleta. Y peor que eso: es la construcción de una zona de peligro para los ciclistas. Es una irresponsabilidad social, cultural, política, jurídica y gubernativa.
Los gobernantes encargados del urbanismo siguen diseñando hasta el día de hoy el fracaso de Aguascalientes como ciudad con posibilidades de un desarrollo sano, ordenado y trascendente.
(Continuará)
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