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Vale al Paraíso / Miuras contra hormigas atómicas

  • Mario Granados Roldán

 Aguascalientes, Ags.- 30 de julio de 2019.- (aguzados.com).- Acostumbrados a las victorias desde el siglo reciente, con escasas derrotas que permiten acreditar la alternancia en el estado, a diversos grupos del PAN Aguascalientes le amaneció muy temprano para transitar por las veredas de la voracidad, de la gula política generada por un probable escenario favorecedor en las lejanas elecciones de 2021 y 2022.

Los primeros pellizcos aparecen tatuados en el cuerpo ajeno. La disputa entre los dos bandos se manifiesta en el campo de juego El ataque se arropa con la santísima advertencia parroquial: “Nada es personal”.

Expriistas. Expanistas. Tránsfugas de otros partidos. Chapulines de la chamba. Mostrencos sin militancia partidista. Y otros especimenes de dudosa congruencia. Construyen funcional relación. Se distinguen por ser francotiradores estudiantiles, ante la impotencia y la falta de carácter, experiencia, ascendencia y personalidad de su bisoño dirigente estatal, Gustavo Báez Leos, para someterlos y controlarlos con el evangelio del “Bien Común”.

A las segundas y terceras manitas del PAN le gana la imprudencia. Organizan bananero espectáculo. La ropa azul se lava en la azotea y ante la presencia del espectador aguascalentense, dispuesto a disfrutar los encontronazos donde afloran las descalificaciones pueriles, siempre magnificadas por sus altavoces mediáticos.

El viejo régimen, a fuerza de interminables periodicazos en la cabeza, los educó para ladrar sonoramente. Mostrar la dentadura. Y lanzar la mordida para repeler la agresión de los correligionarios y de MORENA, PRD y PRI, hoy más callados que un mudo, sin el mínimo interés por asumir el papel de opositores al régimen estatal y a las administraciones municipales.

Así son los blanquiazules. Los desencuentros forman parte de su historia, de su ADN. Los capítulos de Pleitos de Familia son tan viejos como la Tierra misma, solo cambian personajes y escenarios.

Recordemos aquel ridículo espectáculo de agosto de 2007, hace doce años, cuando Rubén Camarillo Ortega organizó la conferencia de prensa para pedir la cabeza del gobernador Luis Armando Reynoso Femat, pero nunca consideró la presencia de la coordinadora de Comunicación Social del gobierno estatal, Carolina Rincón Silva (hoy expanista), que enfundada en el sagrado manto de la equidad de género, salió del palacio de gobierno con el fuete en la mano derecha para someter al senador panista que visualizó la muerte en vida y trató de organizar con su chofer la grotesca escabullida en su lujoso automóvil.

Camarillo Ortega vociferó, huyó y lo pescaron aquella tempranera mañana de lunes, cuando presuroso y afligido salió del restaurante La Mestiza, como lo muestra la secuencia gráfica mostrada al final de esta colaboración.

Las broncas entre la sucursal de los toros de lidia de la ganadería formada por Eduardo Miura en 1848 y las Hormigas Atómicas, no deben ser motivo de preocupación, alarma, corte de venas con galletas Marías o visitas guiadas al siquiatra, así se llevan.

Porque alguien tiene que escribirlo: Manuel Appendini Carrera pasó de reconocido periodista a implacable Torquemada. Extraña forma de hacerle al travesti por unos cuantos pesos.

El coordinador de Comunicación Social del gobierno estatal le sigue sumando a su lista de muertos y heridos, todos compañeros de oficio, aliados profesionales y amigos entrañables en otros tiempos mejores.

Aviso parroquial: Esta columna descansará, pero no en paz. Nos volveremos a encontrar el martes 20 de agosto.

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