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El seguro catastrófico animal para 46 de los 76 afectados

  • Se estima que las pérdidas globales fueron superiores a los 100 millones de pesos
  • Resultado de la evaluación de la epidemia vacuna que asoló en el Valle del Huejúcar

Alfonso Morales Castorena

pastura24jun16Calvillo, Aguascalientes.- 24 de Junio de 2016.- (aguzados.com).- El seguro ganadero se extenderá a solo 40 de los 76 afectados por la súbita epidemia que diezmó hatos ganaderos en el Valle del Huejúcar y predios circunvecinos y oficialmente registrados en el censo de la Unión Ganadera Local, en acato de las clausulas de ese recurso para recuperar parte del patrimonio perdido, que establece diferencias entre productores pecuarios con criaderos y engordadores de vacas, informó el secretario de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), Salvador Álvarez Morán.

La diferencia obedece a que los primeros encuadran en el grupo de ganaderos dedicados única y exclusivamente a la producción animal en serie para destinarla a la industria de los cárnicos, en tanto que el objetivo de los segundos se encamina a la engorda de sus reses para usos domésticos, pero que en ambos casos las vacas murieron por la ingesta de pollinaza contaminada.

A estos últimos, según acuerdos, se les otorgará otro tipo de apoyos a fin de que puedan resarcirse de las pérdidas sufridas, que procederán tanto la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), como la Secretaría de Desarrollo Rural del Estado (SEDRAE), en tanto que los primeros deberán ajustarse a los requisitos exigidos por las autoridades federales para recibir el importe del seguro catastrófico.

La suma que recibirán por vientre perdido será de 12 mil pesos, por vaca muerta 15 mil y por sementales de alto registro envenenado, 25 mil, como lo estipula el contrato del seguro catastrófico que cubre este tipo de siniestros, según lo informó en su oportunidad el presidente de la Asociación Ganadera Local de la comunidad, Juan de Jesús Valdivia Hernández.

Pero para ello, los productores pecuarios con criaderos que resultaron afectados por esa eventualidad en su labor, deberán comprobar a satisfacción de las autoridades federales su inscripción en el Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado (SINIIGA), con la documentación oficial del caso a fin de prever la infiltración de ganaderos ajenos al siniestro y que se quieran aprovechar de la situación, como ya se ha detectado a algunos de ellos, en la opinión de Álvarez Morán.

El resultado de la sesión privada celebrada en la sede de Sagarpa estatal, no fue del agrado de los 76 afectados por la epidemia ganadera, que exigían que todos ellos fueran tomados en cuenta para cuando menos recuperar un porcentaje alentador de las enormes pérdidas económicas que sufrieron el morir la mayor parte de sus hatos ganaderos, y en algunos casos la totalidad de ellos, por la ingesta de la pollinaza contaminada con toxinas butólicas y órganos-fosforados, pero los directivos de la dependencia y el titular de la CNOG, se mantuvieron en su postura y aseguraron que serán las autoridades locales quienes instrumenten los “apoyos necesarios para resarcir a los pequeños engordadores de vacas y tengan otra vez la base de reiniciar sus actividades”.

La pérdida global de la imprevista epidemia vacuna, tomando en cuenta los daños colaterales que causara, como la movilización de decenas de reses muertas a las zanjas cavadas como fosas comunes colectivas, la excavación de las mismas en zonas de la Sierra del Laurel, las faldas de la Sierra Fría, los insumos empleados para enterrar a los animales muertos sin riesgo alguno y la inversión realizada para tender cordones de seguridad sanitaria en los rastros municipales de San Francisco de los Romo, Cosio, Pabellón, San José de Gracia, Rincón de Romos y en el mismo Calvillo, más las afectaciones que sufrieron ganaderos establecidos en la franja fronteriza con el estado de Zacatecas, se cuantificó en no menos de 120 millones de pesos, al menos fue la información cedida por peritos en la materia.

Los mismos dijeron que solo la muerte de casi las dos mil reses, como se temía y además se estimó, ascendió a más de 50 millones de pesos, tomando como base el precio promedio de 20 mil pesos de costo por cada animal muerto, sin tener en consideración que reses de alto registro, como los toros sementales, alcanzan un precio mayor a los 100 mil pesos y que varios de ellos sucumbieron a la ingesta de la excreta avícola que tragaron y de cuya pérdida “sus propietarios van a demorar mucho tiempo en recuperarse”, afirmaron algunos de ellos.

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