
- Marx. Conciencia de clase y el Manifiesto
Jorge Varona Rodríguez
Aguascalientes, Ags, 22 de junio de 2025.- (aguzados.com).- En el Prólogo de la Contribución a la Crítica de economía política (1859) Marx asienta, y esto es fundamental para comprender su pensamiento político fundado en su teoría económica:
… “en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.
“El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la súper estructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.
“El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.
“Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí.
“De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa súper estructura erigida sobre ella.
“Cuando se estudian estas revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción … y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas … las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo … hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción… las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brinda, al mismo tiempo, las condiciones para la solución de este antagonismo” (Marx, Engels, Obras escogidas, Ediciones de cultura popular, sin fecha de publicación. Pp. 182-183). [Subrayado mío]
En la reflexión de Marx, “las fuerzas productivas de la sociedad burguesa generan las condiciones para la solución del antagonismo clasista”, da pie a la idea de que, sin proponérselo, Marx advirtió la enorme capacidad de resiliencia de la sociedad capitalista, así como el pragmatismo de las clases dominantes, hasta la fecha, para afrontar sus contradicciones y la conflictividad social, económica y clasista, adecuar las condiciones de su propio desarrollo y adoptar nuevas formas de dominación, a veces impuestas mediante la violencia física o ideológica, otras consensuadas mediante acuerdos de cooptación política, conservando su esencia: reproducción y acumulación de capital.
En el Prólogo a la primera edición en alemán del primer tomo de El Capital, Marx, explica que se propuso investigar “el modo de producción capitalista y las relaciones de producción y de cambio que le corresponde.
“El país clásico para ello es hasta ahora Inglaterra. De aquí el que haya tomado de él los principales hechos que sirven de ilustración a mis conclusiones teóricas … No se trata aquí del grado de desarrollo, más alto o bajo que alcanzan los antagonismos sociales engendrados por las leyes naturales de la producción capitalista. Se trata de las leyes mismas, de las tendencias mismas que actúan y se imponen con una necesidad férrea” (C. Marx. F. Engels, Obras Escogidas, Pp. 233-234).
Más adelante, al comentar la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, “ha puesto sobre el tapete la transformación de las relaciones de propiedad sobre el capital y la tierra … [lo cual indica] que en las clases dominantes apunta ya el presentimiento de que la sociedad actual no es ningún cristal duro, sino organismo susceptible de transformación y en transformación constante” (Op. Cit. P. 236)
Sobre el Manifiesto Comunista, el propio Marx advirtió en el prefacio de la edición de 1872, “ha envejecido y que “no hay que atribuirle demasiada importancia”. (Jean Touchard, Op. Cit. P. 499). Aclaró que “aunque las condiciones hayan cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los principios generales expuestos en este Manifiesto siguen siendo hoy, a grandes rasgos, enteramente acertados. Algunos puntos deberían ser retocados.
El mismo Manifiesto explica que la aplicación práctica de estos principios dependerá siempre y en todas partes de las circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no se concede especial importancia a las medidas revolucionarias enumeradas al final del capítulo II. Este pasaje tendría que ser redactado hoy de distinta manera en más de un aspecto.
Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los últimos veinticinco años, y con éste, el de la organización del partido de la clase obrera; dadas las experiencias, primero, de la revolución de Febrero [revolución de febrero de 1848, en Francia], y después, en mayor grado de la Comuna de París [1871: “Gobierno revolucionario de la clase obrera, formado por la revolución proletaria en París; primer gobierno de la dictadura del proletariado que conoce la historia”.
Existió 72 días: desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de 1871], que eleva por primera vez al proletariado, durante dos meses, al poder político, este programa ha envejecido en algunos de sus puntos.
La Comuna ha demostrado, sobre todo, que “la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios fines”. (Véase Der Bürgerkrieg in Frankreich, Adresse des Generalrats der Internationalen Arbeiterassoziation, página 19 de la edición alemana. Asimismo, C. Marx y F. Engels, La guerra civil en Francia, Fundación Federico Engels, Madrid, 2004, pág. 64, donde esta idea está extensamente desarrollada).