
- Por la continuidad de proyectos la UAA atiende a más de 21 mil estudiantes provenientes de distintas regiones del país
Aguascalientes, Ags, 15 de mayo de 2025.- (aguzados.com).- La Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) celebró la vocación, el compromiso y la entrega de 225 docentes que han dedicado entre 10 y 52 años de su vida a la formación de generaciones desde las aulas de esta casa de estudios.
En una emotiva ceremonia, se reconoció su labor como ejemplo de constancia, paciencia y genuina vocación de servicio, elementos que constituyen el núcleo del quehacer universitario.
La formación de una persona no puede ser una tarea apresurada ni desatendida, sino una labor que requiere tiempo, sensibilidad y profunda dedicación. Se puede comparar la docencia con la siembra de un árbol: un acto paciente de esperanza, confianza en el otro y fe en que el esfuerzo auténtico deja huella, aunque sus frutos tardan en llegar.
Al recordarse los orígenes de la universidad en 1975, cuando se ofrecían apenas nueve programas de licenciatura para tres mil estudiantes, se destacó que hoy, gracias a la continuidad de proyectos y a la vocación del personal académico, la UAA atiende a más de 21 mil estudiantes provenientes de distintas regiones del país. Tan solo el año pasado, añadió, se entregaron cerca de cinco mil títulos y certificados en distintos niveles educativos.
El homenaje de hoy no celebra lo inmediato ni lo espectacular, sino la entrega silenciosa y sostenida de quienes han hecho de la enseñanza una forma de vida. Se reconoció a los docentes como la fuerza y el orgullo de la universidad, y se destacó que su permanencia ha sido clave para el desarrollo y prestigio que la UAA ha alcanzado a nivel estatal y nacional.
La representación de los docentes homenajeados expresó un emotivo mensaje en el que se destacó la riqueza del acto de enseñar como una experiencia de doble aprendizaje. Se subrayó la importancia de la comunicación y la reciprocidad en el aula como elementos vitales para el entendimiento mutuo, y defendió el papel de las universidades no solo como formadoras de habilidades, sino como espacios donde también se cultivan valores, sentido estético y conciencia humana.
De igual modo, frente al avance tecnológico, se hizo un llamado a no perder de vista lo esencialmente humano, recordando que educar va más allá de transferir conocimientos: implica crear condiciones para pensar, sentir y convivir con dignidad.
El acto fue, en suma, un reconocimiento a una labor diaria que, más allá de cifras o informes, tiene un impacto duradero en el tejido social: el de educar para transformar.